Jeff Bezos es uno de esos grandes directivos que dentro de decenas de años se seguirán estudiando en las escuelas de negocio y empresariales. Con sus polémicas y sus aciertos, como todas las personas expuestas, el hombre más rico del mundo construyó el imperio de Amazon tras dejar un puesto muy bien pagado para lanzarse a la aventura de internet en un momento en el que pocos veían clara su idea: una librería online.
Hoy no cabe duda de que Amazon es mucho más que una librería online, y a lo largo de los 27 años que Bezos estuvo al frente de la empresa -antes de dejar su puesto hace solo unos meses para dedicarse a su proyecto espacial con Blue Origin- es evidente que tuvo que tomar muchas decisiones. Para ello, Bezos contaba con una estrategia de toma de decisiones muy concreta que hoy queremos acercarte en el blog de Resulta2.
Valorar el riesgo de perder una oportunidad
Según ha contado en sus cartas a accionistas de Amazon, Bezos parte de una pregunta bastante trascendental para tomar decisiones importantes. Es la siguiente:
“Al final de mi vida, ¿me arrepentiré de no haber hecho esto?”
Si la respuesta es no, entonces probablemente no merezca la pena hacerlo. Pero si la respuesta es sí, o incluso “tal vez”, entonces el ex CEO de Amazon la tomaba sin dudar. Bezos explica que esa pregunta fue fundamental para él desde que se la hiciera cuando dejó su trabajo en un fondo de inversión para fundar Amazon en 1997.
La historia tras aquella preguntas es conocida. Dejó la empresa, fundó Amazon, y aquí estamos. Amazon está ahora valorada en 2 billones de dólares.
Lo importante muchas veces es tomar la decisión más que la decisión
Cuando nos enfrentamos a una decisión difícil, es crucial desarrollar un marco a través del cual tomar decisiones, que es lo que Bezos al final ha creado con más o menos literatura.
En Resulta2, mediante nuestro trabajo transformando la cultura laboral de las empresas, hemos detectado que la importancia de contar con un marco así, que sea propio de cada directivo o empresa es importante, ya que el mayor riesgo de las decisiones es no tomarlas nunca y procrastinar posibles mejoras.
La mayoría de la gente suele evitar tomar la decisión (que irónicamente es una decisión en sí misma). Y es que la toma de decisiones es una habilidad. Es algo que debe practicarse y perfeccionarse con el tiempo.
Minimizar el arrepentimiento y tomar decisiones rápido
Con el tiempo, Bezos acabó llamando a su estrategia de toma de decisiones “minimización del arrepetimiento”.
Este marco de “minimización del arrepentimiento” puede ser una forma útil de sacar la emoción de la ecuación por un segundo y ver las cosas con un poco más de distancia. Bezos recomienda pensar en si tomamos la decisión de hacer algo, cómo podría resultar en cinco o diez años, a largo plazo, y si de verdad el coste de que salga mal pesa tanto frente al de no intentarlo.
Bezos también pone hincapié en que muchas veces el coste de tomar una decisión está más en el tiempo que se emplea en debatir sobre ella que en llevarla a cabo.
Esta filosofía está hoy presente en la propia web de Amazon, donde se puede leer: “La rapidez es importante en los negocios. Muchas decisiones y acciones son reversibles y no necesitan un estudio exhaustivo. Valoramos la asunción de riesgos calculados”.
En su carta anual de 2016 a los accionistas, Bezos amplió esta idea al profundizar en las diferencias operativas entre las “empresas de día 1” (su nombre para las empresas que trabajan siempre como si fuera su primer día, que son sus preferidas) y las “empresas de día 2” (empresas que creen que ya lo han resuelto todo).
Para Bezos, las empresas del Día 2 toman decisiones de alta calidad, pero lo hacen lentamente. Para mantener la energía y el dinamismo de las de Día 1 (y evitar el Día 2), Bezos procura tomar decisiones de alta calidad y gran velocidad.
El ya ex CEO de Amazon cree además que muchas decisiones son reversibles. Esas decisiones deben ser evaluadas y tomadas rápido porque se pueden cambiar fácilmente.
En definitiva, acelerar la toma de decisiones que no son trascendentales, alejarse del estancamiento por miedo al error, y atreverse con las decisiones que creemos que pueden generarnos arrepentimiento en un tiempo.