Innovar es definido por la RAE como «mudar o alterar algo, introduciendo novedades» y «volver algo a su anterior estado». La segunda acepción está en desuso, aunque también indica, en sentido último, cambio. Innovar es, básicamente, cambiar la manera de pensar o de realizar un proceso determinado. Como se aprecia, no es imprescindible que haya nuevas tecnologías de por medio para que exista innovación en la empresa.
Contenido del artículo
La cuestión es aportar valor
Eso es lo que buscan las empresas, eso es lo que se requiere. La innovación trata de encontrar valor. ¿Cómo? Esa es la pregunta clave.
El valor va y viene, fluctúa, pues las condiciones del entorno no son siempre las mismas, ni siquiera las personas nos mantenemos igual en unas mismas condiciones luego no podemos generar el mismo valor de continuo. Al mismo tiempo, puede suceder que el valor ofertado sintamos que se corresponde con el valor real, aunque éste esté por encima o por debajo. Por mucho que nos empeñemos en el valor, en ocasiones sucederá que el valor percibido no coincida ni con el ofertado ni con el real.
La innovación, el camino
La innovación en la empresa no es una meta, sino un camino. Una empresa innovadora no es una que en un momento en concreto lanzó determinado producto o servicio que le hizo destacar sobre las demás. No. Una empresa innovadora es aquella que presenta una cultura de transformación. Para ello, es vital que quienes la integran deseen el movimiento, que no se acomoden en lo que sale bien, sino que decidan explorar y hacerlo mejor.
Se puede decir que la búsqueda de la innovación es una filosofía, es algo que afectará a los procesos. Además, se buscarán problemas nuevos o se pensará en posibles problemas, para darles una solución creativa.
Personas aliadas con la innovación
Muchas veces se leen noticias sobre los hábitos para ser una persona innovadora o las costumbres de personalidades destacadas por los grandes avances que han impulsado en distintos sectores. A primera vista, son difíciles de seguir, requieren reducir horas de sueño, levantarse a horas intempestivas o desarrollar unas rutinas muy rígidas. De esta forma, parece que la innovación esté reservada a unas pocas personas, pero no es así.
Las historias que nos cuentan de quienes ya han destacado en innovación, son historias «corrientes», en el sentido de que las grandes ideas las han tenido observando situaciones cotidianas. No ha sucedido nada especial para que la idea apareciese. ¿Y esto cómo se explica? La innovación no es una meta, es una forma de hacer las cosas, y se sustenta en las habilidades de las personas y en sus enfoques. Estas mismas personas que han tenido éxito al ser innovadoras, se sorprenden al observar sus inicios, pues pequeños cambios respecto a las prácticas de otros proyectos han supuesto un GRAN cambio.
Las personas innovadoras han desarrollado una mayor capacidad de asociación. Así, para ellas, dos ideas que no presentan ninguna conexión explícita, son unidas. Son personas con una gran curiosidad y un gran deseo de satisfacerla, que se traduce a hacerse preguntas, y a tomar medidas, actuar. No son de los «¿y si hubiera hecho…?». Son más bien de: ¿por qué? ¿por qué no?, seguidos de un «vamos a hacerlo». Las preguntas no son necesariamente sobre los procesos o las situaciones que en ese momento se den en el entorno, sino que manejan supuestos, desafían lo que les han enseñado y lo que conocen, buscan alternativas y se atreven a conocer otras perspectivas.
Empresas con cultura de transformación
De poco sirve tener personas en el equipo con una actitud positiva hacia la innovación, si los/as líderes de la empresa no la practican y no premian la innovación de trabajadores y trabajadoras. La innovación es cuestión de personas, y no se va a encontrar si quienes tienen más poder dentro de la empresa no delegan parte de la responsabilidad en los equipos para que sean más autónomos y tengan un papel mayor en las tomas de decisión.
En Resulta2 estamos convencidos que la cultura de innovación en las organizaciones no puede lograrse solo con cursos o formaciones externas, sino con un cambio «de dentro hacia fuera» que logre, a través de impulsores/as generar la transformación real. Es decir, formando en habilidades y competencias a gente que trabaja día a día en las organizaciones, y que serán los que transformen desde dentro el mindset innovador.
¿Qué te parece si no dejamos para mañana el proceso para que tu empresa pueda ser más sostenible en el tiempo al adaptarse y anticiparse a los entornos VICA?