Una actitud líder es aquella que hace que el equipo sienta seguridad.
¿El poder corrompe?
No creemos que sea así, sólo hay que fijarse en el mundo animal, un mundo al que también pertenecemos, aunque vayamos en vaqueros, traje, vestido o bermudas.
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De lobos y estilos de dirección
En las manadas de lobos, el líder va el último, dice una imagen viral.
“Una manada de lobos: los primeros 3 son los viejos o enfermos, quienes dan el ritmo a toda la manada. Si fuera al revés, serían dejados atrás, perdiendo el contacto con la manada. En caso de una emboscada ellos serían sacrificados. Luego siguen los 5 FUERTES, en la línea del frente. En el centro está el resto de los miembros de la manada, luego de los 5 siguientes. El último va solo, el alfa. Él lo controla todo desde la parte trasera. En esa posición puede verlo todo, decidir la dirección. Él ve a todos los de la manada. La manada se mueve según el ritmo de los ancianos y ayudándose el uno al otro y cuidándose el uno al otro.”
Quizá esto no sea así, dado que, en primer lugar, al frente de la manada lo que hay es una pareja reproductora y no un único lobo. Esto lo recoge el blog Nasua, sobre fauna salvaje.
Aunque no se corresponda con la realidad de las manadas, nos puede servir esta “historia” para pensar en el propio estilo de dirección.
Actitud de jefe vs Actitud líder
No se necesita demostrar el poder, hay que ganarse la confianza del equipo.
Pensemos en la importancia de la distribución de la información, de las actuaciones rápidas, de la actitud emprendedora para favorecer la innovación, y de la capacidad de trabajar de manera autónoma.
Una empresa con una estructura vertical es una empresa más lenta, con menos capacidad para afrontar esa necesidad de cambios rápidos que exige un entorno VICA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo). Además, cuando una persona adopta la actitud “jefazo/a”, genera desconfianza en el equipo, y una precaución-peligrosa. Y sí, también puede aumentar la competencia entre quienes conforman un grupo de trabajo.
¿La precaución es peligrosa?
Sí, no porque queramos decir que hay que adoptar riesgos, sino que las personas, como seres humanos que somos, cometemos errores. Es vital que la persona que esté en un puesto de dirección sea capaz de gestionarlos sin dejar caer toda la responsabilidad en quien lo ha cometido. ¿Ya había demostrado su competencia para el puesto? Entonces, la responsabilidad dejemos que se distribuya en el grupo. Así, haremos que quien comete el error no espere a informar, o no lo oculte, y que se favorezca la cohesión para plantear soluciones. ¡Tod@s estamos en el mismo barco!
Y sí, la precaución, en general, puede ser peligrosa. El contexto actual requiere de empresas que se adelanten, que se atrevan a dar un paso antes que las demás.
¿Qué es una actitud líder?
Una actitud líder es aquella que inspira, que da seguridad y no temores, que promueve la creatividad, que no necesita manifestarse a través de una determinada vestimenta o unas palabras enunciadas con un tono de voz más fuerte. Es la actitud que contribuye a que las personas de un equipo sientan que son un equipo, que visibilicen los problemas como retos y que tengan más ganas de esforzarse cada día.
Recordemos que no hay nada como un buen clima de trabajo para el compromiso y la productividad.
No quiere decir que lo asegure, pero es un potente estímulo para que se den.
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