La primera clave de cómo desarrollar una Cultura de Innovación en la Empresa
Una constante en todos estos años es el enorme “despiste” que hemos percibido en nuestros clientes y conocidos, sobre el ¿por dónde empezar a innovar?
Realmente no es una pregunta fácil de contestar pues si nos dejamos llevar por la necesidad desearemos innovar en nuevos productos y servicios; o bien en nuevos canales de venta.
Sin embargo, innovar es más una actitud que un proceso. De hecho es la primera disciplina empresarial donde lo emocional influye más que lo racional. Si abordamos los retos desde la perspectiva meramente racional, las acciones y sus resultados son más que previsibles.
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En diversas ocasiones le hemos pedido a distintos clientes, de tamaños y sectores determinados, que realizaran el ejercicio de generar y desarrollar acciones para un tema racional, como por ejemplo, el incremento de márgenes. Las respuestas o planes de acción presentados al final del ejercicio, los llevamos a otro cliente, de otro sector y de diferente tamaño, pero con el mismo reto y el resultado fue que podían aplicarse prácticamente en su totalidad.
Sin embargo este mismo reto abordado aplicando técnicas de creatividad, como por ejemplo la reformulación, y utilizando métodos de gestión de experimentos de innovación, como el SCRUM, dieron resultados totalmente únicos, diseñados para responder a las necesidades concretas de la empresa e imposibles de copy-pegar en otra organización.
Cuando se generan retos, focos, ideas, oportunidades y experimentos de manera creativa, lo que siempre se crea es único, diferente, destacado de lo demás. Y si además tiene un mercado a quien dirigirlo … a eso le llamamos ¡innovación!
La gran necesidad que tiene este nuevo enfoque creativo es el compromiso y la complicidad de los colaboradores. No se puede contar con la creatividad de los colaboradores si realmente éstos no están comprometidos con los retos de la organización.
Y tal como expresa el informe Gallup en su análisis del compromiso, realizado en más de 140 países, tan sólo el 13% , de media, de los empleados están comprometidos. Visto desde el lado oscuro, ¡el 87% NO lo están!
Por todo ello, y ante la pregunta inicial de ¿por dónde empezar a innovar? Lo que proponemos es, como primer paso, conocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades realizando un diagnóstico del clima de nuestra Cultura empresarial ante la Innovación. (hipervínculo).
Pero esto es tema para otro post. Buena reflexión y hasta pronto. Gracias por tu atención.
Fran Chuán
Experto en Cultura de Innovación, fundador de Dícere Global.