Fue en el último post donde comentábamos que lo más importante (lo que hay que hacer) es experimentar para explorar nuevos mercados, servicios o productos, o lo que sea. … y que por lo tanto da en que priorices o por donde empieces… mientras no sea por la parte racional o de manera tradicional.
Os proponemos una simple matriz para ir practicando y desarrollando la experiencia de la exploración de lo “desconocido”.
La secuencia de actuación es la siguiente:
- Primero concretamos los experimentos (lo que en otros entornos llamaríamos proyectos) que deseamos realizar para validar (o no) la hipótesis .
- Una vez concretados, procedemos a fragmentarlos lo más posible (hasta que sea razonable).
- Seguidamente ubicamos todos los experimentos (o los fragmentos de experimentos) en la matriz clasificándolos, por una parte, de mayor a menor dificultad para su puesta en marcha, y por otra, según el mayor o menor impacto que se prevé produzcan sus resultados para la consecución de nuestra hipótesis (o proyecto).
- Por último, priorizaremos su ejecución según los hayamos ubicado en las casillas: en primer lugar los A, luego los B, a continuación los C y por último los D … hmmmm, con estos últimos suele pasar que o nunca se hacen, o se han ido simplificando con la información que hemos recogido de los anteriores experimentos, o incluso se han resuelto.
La duda que nos plantean habitualmente es: ¿por qué no elegimos primero los de baja dificultad y con mayor impacto? (dicho de otra manera, los más fáciles pero que den mayores resultados) … Sencillamente porque cuando aprendemos algo, mejor no tener la presión del resultado. Y si algo tiene un alto potencial de impacto, suele tener muchos ojos observando la evolución y, quizás, hasta deseando que no lo consigamos.
Todos, en algún momento, hemos aprendido a ir en bicicleta. Primero, con ruedines de apoyo. Después solos…. Y finalmente, si has ido mejorando y mejorando, quizás llegues a ganar el Tour de Francia. Pues igual pasa con todo. Una vez vas adquiriendo destreza con la “bicicleta” de la innovación, irás progresando con experimentos más y más complejos, pero con la menor presión ambiental posible.
Así el prueba – error, se convierte en un experimenta – aprende.
Y aquí llegamos a un punto que nos parece fundamental. Y es que tras aprender … ¡comparte!!! De esta manera, unos podremos aprender de otros … que de eso tratará nuestro próximo post 😉
Compartir éxitos y aprendizajes es crucial para la innovación.
Feliz reflexión.
Fran Chuán
Experto en Cultura de Innovación, fundador de Dícere Global.