Todos podemos enojarnos, eso es fácil. Pero enojarnos con la persona correcta, en la medida justa, en el momento adecuado, por la razón pertinente y del modo apropiado, eso no es fácil
Aristóteles
¿Cuántas veces nuestras emociones nos ha jugado una mala pasada? ¿no recuerdas ocasiones en las que hubieras deseado decir o hacer otra cosa que aquella que hiciste llevada de un momento de arrebato? Estas y otras situaciones similares están en el armario de los recuerdos de muchos de nosotros y es por eso que a todos nos gustaría en ocasiones “no tener emociones” para no dejarnos llevar ¿no lo has pensado alguna vez?
La mala noticia es que no podemos no tener emociones, es algo innato al hecho de pensar y todos nosotros pensamos antes de actuar.
La secuencia es sencilla:
Un pensamiento genera una emoción y desde esa emoción, actuamos y obtenemos un resultados .
Es precisamente por esta concatenación por lo que en los últimos años se habla de la Inteligencia Emocional, algo que podríamos definir como
“la capacidad de sentir, entender y aplicar eficazmente el poder de la agudeza de las emociones como fuente de energía humana, información, conexión e influencia”
José Luis Hernández Cabrera, autor del libro “la inteligencia emocional aplicada al liderazgo y a las organizaciones”
Se trata de aprender a usar la energía de nuestras emociones como motor de combustión de nuestro vehículo, es decir, de nosotros. Eso si, debemos ser conscientes que esta energía es la fuente mas poderosa de autenticidad y es por eso que necesitamos aprender a gestionar nuestra emociones porque la verdad emocional que uno siente se comunica por si sola en la mirada, en los gestos y en el tono de voz más allá de las palabras que decimos.
Las emociones, las sensaciones que tenemos nos sirven como señales, nos dan información vital, desde el corazón, que nos sirve para mejorar nuestra intuición y desde ahí mejorar nuestra capacidad de innovación y de construir relaciones de confianza. Por eso es fundamental aprender a “escuchar” a nuestras emociones y desde ahí, elegir: dejarnos llevar por ellas o canalizarlas con empatía para generar una mayor credibilidad.
Para empezar a entrenar esta habilidad hay una triple disciplina:
- Aprender a reconocer y sentir las emociones en lugar de negarlas, esconderlas o no darles la mayor importancia
- Prestar atención a la información interna que sobre nosotros mismos nos está dando esa emoción para saber hacia donde debemos mirar.
- Canalizar la energía emocional hacia respuestas más productivas para con nuestros objetivos y relaciones.
Vale la pena empezar a entrenarlo porque como decía Jean Paul Sartre: las emociones son el origen de transformaciones mágicas en el mundo
En Resulta2, como consultora experta en transformación cultural para lograr resultados (en innovación, RSC, PRL, digitalización, ventas, comercial, etc.) trabajamos con las personas, desde dentro de las organizaciones. Ese acompañamiento trata de desarrollar nuevas habilidades sociales y mejorar su inteligencia emocional, complementando su formación reglada para lograr resultados medibles.
4 comentarios en «Claves para entrenar la inteligencia emocional y lograr resultados organizacionales medibles»
muy cierto, de hecho se pueden canalizar, ahora buscar en lugar del porque, mejor el Para Que ?, y sacar el crecimiento, y mejorar nuestra vida en ello, si era algo que habiamos postergado, pues decidir, acerlo bien ahora, con toda la decision, mejorar nuestra vida, ahora con la creatividad, y en pensar, sentir, actuar, y entonces quedar ya mas tranquilo .
Muy interesante su Tema les agradezco mucho por su gentileza, me gustaría ampliar mis conocimientos en todo caso tener el requerimiento dicplinado aplicado al tema pensar sentir y decidirme.
El don de conocerse a si mismo es privilegiado de personas que tienen la sencillez de ser abiertos de mente, reconociéndose humildes para identificar sus debilidades, no significa demostrar debilidad, si tienes control de tu ira o del enojo, significa tener el control intelectual de todo aquello que a nuestro alrededor nos afecta y provoca una reacción. Saberla reconocer para administrarla lleva tiempo para entrenar la manera en que debemos accionar.
Pensar es de humanos, accionar reactivos, viene mas de la mano de un instinto nato de supervivencia, que ante las amenazas, nuestro espíritu combativo trata de eliminar el efecto negativo que sentimos, pero ya no estamos en la jungla, debemos saber interactuar con los demás en un ámbito de cordialidad y civilidad
Así es, es importantísimo conocerse a sí mismo para poder gestionar nuestras emociones del modo más adecuado. Por suerte es una habilidad que se puede aprender. 🙂