En Resulta2 tenemos una cosa muy clara: cualquier empresa, sin importar su tamaño y su sector, puede mejorar. Impulsar la transformación para ser más eficaces y desarrollar todo el potencial del equipo humano es uno de los porqués de nuestra labor. Por eso, cuando Thales, una multinacional francesa de electrónica que se dedica a crear sistemas de información y servicios para los mercados aeroespacial, de defensa y seguridad, nos contactó para trabajar junto a su equipo de calidad, nos pusimos manos a la obra.
La metodología
A través del programa Q-Líder, desarrollado por etapas, conseguimos mejorar y potenciar las habilidades y las herramientas del equipo de calidad a nivel de liderazgo. ¿La razón? La necesidad de que pasasen a adoptar con sus clientes internos un papel más de consultores y menos de auditores. Un reto realista, como todos los que nos proponemos en Resulta2, que abordamos con la metodología que explicamos a continuación:
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Diagnóstico
En esta primera sesión analizamos el punto de partida. A partir de ahí, definimos conjuntamente los objetivos clave y los indicadores para medir el éxito del programa.
Transformación y cambio
En Resulta2 enfocamos el trabajo desde el punto de vista de las personas y también del equipo. En esta etapa planteamos varias sesiones formativas y de coaching:
- Taller de sensibilización. Para transmitir al equipo la necesidad de orientarnos hacia el Q-Liderazgo, y de esa transformación del «SER» para así cambiar las formas de «HACER». De este modo las personas participantes aprendieron y practicaron las técnicas para acelerar la obtención de resultados.
- Talleres experimentales. Para formar y entrenar a todo el equipo de calidad y que sean capaces de cambiar su manera de afrontar los retos, con posiciones más flexibles e integradoras. Además, pusieron en práctica los nuevos conceptos, métodos y herramientas para trabajar con retos reales en su nuevo rol de Q-liderazgo. Es decir, un papel más de consultor/asesor y menos de auditor.
- Formación online. Para actualizar conocimientos y desarrollar habilidades sobre el compromiso y la resolución de conflictos.
- Coaching de equipo. Pusimos en práctica en varias sesiones las habilidades aplicadas a situaciones reales, como las que enfrentan a diario. Además, los participantes expusieron las dificultades a las que se enfrentan para poner en marcha el nuevo estilo de Q-liderazgo.
Consolidación
Queremos que los cambios se afiancen y se integren el día a día. De ahí la importancia de esta fase final:
- Plan de entrenamiento individual. Es un plan de acción basado en prácticas y entrenamientos para consolidar conceptos, dominar métodos, desarrollar habilidades y construir equipo.
- Comunidades de aprendizaje y mejora. Arrancan con reuniones periódicas con el equipo, cada dos meses. La idea es conformar una comunidad de aprendizaje y mejora de todo el equipo en lo relacionado con la implantación y desarrollo del Q-liderazgo. Son sesiones para compartir logros, experiencias, casos prácticos y reales, obstáculos y aprendizajes de las prácticas realizadas de forma individual. En este entorno el equipo desarrolla un lenguaje común, se apoyan mutuamente y colabora para definir las estrategias y tácticas más eficaces para superar los retos planteados y avanzar en la consecución de los objetivos.
Los resultados
Para finalizar, evaluamos la satisfacción del equipo. Así, de la encuesta de valoración general del programa, extrajimos estos datos:
- El 95% de los participantes considera que se han superado positivamente las expectativas iniciales.
- El 75% declara que el programa le ha ayudado a superar los principales obstáculos de desarrollo.
- El 100% considera que lo trabajado le ha servido para avanzar en el cumplimiento de sus retos personales.
- El 88% recomendaría a otros compañeros realizar el programa.
- Las principales áreas de mejora identificadas por los participantes fueron:
- Mejora considerable de las habilidades de liderazgo y comunicación de todos los participantes.
- Desarrollo de un lenguaje común en el equipo fomentando la cohesión y colaboración del equipo.
- Mejora en las relaciones del equipo y las relaciones de los participantes con sus clientes internos.
- Mejora el desempeño y la eficiencia del equipo.
- Adquisición de nuevos hábitos y comportamientos.
- Mejor actitud y voluntad de mejora en el equipo.
Son muy buenos resultados, pero nos lo explican aún mejor en este vídeo Loreto Romaguera, Javier Rojas y Rafael Alberto Pulido, del equipo de calidad de Thales: